Ya han pasado ocho meses desde que Fabiola Campillai sufrió un ataque por parte de Carabineros que le quito la vista, el gusto y el olfato, momento que quedó registrado en unas fuertes imágenes en redes sociales.
Fabiola admite tiempo después que el Gobierno no le ha brindado ningún tipo de ayuda pero que tampoco la espera, le abruma salir a la calle y que extraña algunos sabores. También comenta que la pandemia ha significado un fuerte golpe para su familia, ya que algunos de sus integrantes han sido confirmados con la enfermedad.
“Fue complicado todo con el virus. Cuando él estaba internado desde el hospital me daban información súper vaga, lo único que me decían es ‘sí, está estable, pasó la noche mejor´, pero no me explicaban si le habían hecho algún examen o qué remedios tomaba. Me angustiaba no saber cómo estaba”, comenta. Fabiola asegura que su marido ha sido un apoyo fundamental. “Desde que llegué a casa él me ayuda en el día a día a hacer todas esas cosas que yo ya sabía hacer, pero que con esto de ya no tener mis ojitos se me hacen más difícil”.
Asegura que, además sus hijas, sus hermanos han servido de apoyo en todo momento. Sobre todo, su esposo quien se encargaba de bañarla, vestirla, todo.
Su hogar tuvo que ser modificado para que no se accidentara con algunos objetos, ejemplo de ello fue tener que sacar la alfombra del living para que no obstaculizara su caminar.
“Apenas llegué me di cuenta que no estaba, así que les dije que la pusieran otra vez, que yo sabía cómo era mi casa, lo que había en ella y que iba a saber por dónde caminar. Prefiero que todo siga como estaba. Igual de repente choco cuando camino sin el bastón, pero con el bastón no choco en ningún lado”, dice.
“A veces me gusta mucho salir y otras no tanto. Me pasa que me cuesta mucho caminar, me cuesta mucho acordarme de caminar. A veces prefiero no salir y estar sentada aquí en mi casa, para no caerme, porque además cuando tengo que salir siempre me tienen que acompañar porque todavía no sé andar sola”.
Comenta que “a veces escucho sirenas y eso me provoca temor igual, harto temor, por eso está la sensación de querer estar aquí en la casa. Porque te da miedo salir a la calle estando ellos (los carabineros), y eso no debería ser. No debería ser ese el sentimiento que las personas tienen hacia ellos, porque se supone que están ahí para protegernos, para ayudarnos. Pero no. El miedo está ahí, escuchas una sirena y te escondes”.
Cabe destacar que la semana pasada fueron difundidos elementos claves en la investigación judicial sobre caso de Fabiola Campillai, la que aún se mantiene desformalizada. El 6 de julio el medio La Tercera, dio a conocer un informe elaborado por el SML, donde se detallan parte de las secuelas mentales que aquejan a Fabiola tras el ataque. Este documento se encuentra en poder de la Fiscalía de Alta Complejidad Occidente desde el 21 de abril.
Además, se agregó parte del dialogo entablado por los Carabineros presentes en el suceso, el que quedó grabado en la cámara GoPro que portaba uno de ellos. Allí, un policía realizó la siguiente expresión: ‘¿se la pitió verdad?’, para referirse al disparo de bomba lacrimógena que impactó a Fabiola. Las imágenes de ese diálogo y del procedimiento policial, donde no se aprecia manifestación que justificara el uso de bombas lacrimógenas, fueron difundidas tres días después,
Fabiola confiesa que: “claramente me intentó disparar, porque él sabía los daños que podía hacer una bomba lacrimógena disparada con la cosa que él tenía, no le dispararía a una persona así, a quince metros que creo que estaba, no creo que no veas a la persona”.
“Cuando dijeron se la piteó fue como si dijeran la maté, y no. Yo sigo aquí sin mis ojitos, pero viva y lista para volver a empezar. Ellos no me pitaron, para nada. Me quitaron los ojos, el gusto y el olfato, me hicieron heridas múltiples en el cerebro, pero puede que sea gracias a Dios que no tuve ningún otro problema neurológico, así que estoy aquí, sigo siendo la misma y eso es lo más importante”.
Fuente: El Periscopio